
Una cosa es llevar la contabilidad y otra distinta, es gestionar las finanzas.
Aunque en la práctica se consideran sinónimos, en realidad no lo son, lo cual tampoco significa que sean incompatibles entre sí, de hecho se retroalimentan y se complementan.
Entrando en detalle, lo primero recoge los “hechos contables” producto de las transacciones económicas que involucran a la empresa, asentando estos movimientos en sus correspondiente cuentas contables, que posteriormente servirán para confeccionar los estados financieros y que, con sus correspondientes ajustes, finalmente constituirán la base para formular las cuenta anuales.
De todo esto proceso, salvo los ajustes finales antes indicados, podemos considerar que la teneduría contable propiamente se encuadra en el área administrativa de la empresa. Además, se deberá cumplir, tanto con los criterios y normas contables, como con los formatos y modelos que estable el propio Plan Contable al que se encuentre sometida la empresa, según su dimensión económica, así como su correspondiente depósito en el RM.
La contabilidad ofrece información dirigida a todo aquel que tenga interés por conocer la situación general de la empresa, pero siendo conscientes de que se trata de una información sesgada, toda vez que los balances, como las fotografías, refireren información estática y pasada.
Sin embargo, cabe esperar que la pretensión vaya más allá, al objeto de llegar a conocer el estado real de una empresa y su predecible proyección de futuro. En este caso, nos encontramos ante a necesidad de incorporar los beneficios de la gestión financiera y es, justo aquí, cuando la contabilidad se pone al servicio de las finanzas, en la que partiendo de la información endógena que reúnen los estados contables de varios ejercicios, conjuntamente manejada con otro tipo de datos, en este caso exógenos, de índole financiera, socio-económica, geopolítica o coyuntural; como pudieran ser las dificultades de acceso al crédito la estabilidad política del país o la situación de los mercados (oferta Vs demanda), las cuestiones medioambientales, los conflictos internacionales, los entornos de crecimiento o de recesión… constituirá una valiosísima herramienta para el management de la dirección financiera, que necesita conocer los recursos que consumirá determinado plan (comercial, inversión, estratégico, internacionalización…) que se pretenda acometer para posteriormente negociarlo con el financiador (una vez seleccionada la fuente de financiación) presentando el proyecto como sostenible, viable y finaciable.
Mención especial sobre la gestión financiera de la tesorería de la empresa, en estos especiales momentos que exigen una previsión milimétrica.
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